La acuicultura ecológica representa el 21% de la facturación bio en Galicia
25/06/2019
La cría de mejillones y recolección de algas son las principales actividades en la producción acuícola ecológica en Galicia; un sector que pese a que aún es minoritario, en el último lustro casi ha multiplicado por cuatro su volumen, y ya representa el 21,4% de los 78,7 millones de € que generaron las ventas totales de productos bio en la Comunidad el pasado año.
En palabras de Francisco López Valladares, presidente del Consello Regulador de la Agricultura Ecolóxica de Galicia -Craega-, “Galicia es pionera en producción de mejillón ecológico en Europa y desde que en 2010 salieron las primeras doce toneladas de la ría de Arousa, el sector no ha dejado de crecer. El consumidor valora cada vez más lo ecológico, tanto por cuestiones de salud como de respeto al medioambiente”.
Concretamente, el 97% de las 208 bateas de mejillón ecológico de Galicia se ubican en la ría de Arousa, y el resto, en la ría de Aldán, en Cangas do Morrazo. “Lo ecológico es el futuro, hay que ser competitivos”, declara a ABC, Fernando García, presidente de la asociación de mejilloneros de la Illa; sus 147 bateas están ya certificadas, aunque García reconoce que lo que se vende por ahora como ecológico es testimonial. Desde el sector se apunta que aunque los mejilloneros han saltado al cultivo sostenible, falta que la industria conservera y los comercializadores en fresco caminen de su mano.
En esta línea, más de la mitad de la producción de mejillón ecológico gallego viaja al mercado exterior, siendo sus principales destinos Alemania, Reino Unido y Austria. Por otro lado, la recolección sostenible de algas, con un volumen de ventas de 959,720 € el año pasado -casi dos veces más que en 2013-, también tiene un destino comercial en la exportación. Antonio Muiños, fundador de la empresa Portomuiños, afirma que “aún falta mucho por educar a los clientes cómo consumirlas o cocinarlas; la gente piensa que el alga está ligada a la cocina japonesa y hoy cada vez más se está rompiendo este molde”.
Una producción más sostenible
Según explica Juan Carlos Juncal, presidente de la Asociación de Bateeiros San Amaro, en Galicia prácticamente el 90% del mejillón podría ser certificarse como ecológico, básicamente en lo que se diferencia es en el control de calidad que hay que hacer al producto desde su siembra y recogida hasta su comercialización. “Tenemos una limitación de cantidad por batea un poco más severa, unos planes de tratamiento de residuos, un plan de eficiencia ecológica todos los años, mejorar los vertidos, los tratamientos que se la da al producto”, explica Juncal.
Entre las medidas que se están poniendo en práctica figuran la de aplicar a las bateas pintura ecológica y no alquitrán como hasta hace poco. También la de sustituir los grandes recipientes de plástico con agua para bajar la línea de flotación de la batea por piedras; muchos se de los envases de plástico se pierden y acaban contaminando el mar. Así, el Craega se encarga de controlar de principio a fin todas las etapas que atraviesa este tipo de producción, desde las bateas, a las depuradoras, los cocederos o las industrias elaboradoras; además, todos los animales deben de ser especies locales con procedencia acreditada.
Pero uno de los principales requisitos es la calidad de las aguas. Por exigencias de la UE, el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino, Intecmar, toma muestras periódicas en las rías, con ellas se determinan los niveles de contaminación, sobre todo de la bacteria E. coli, que llega al mar por una deficiente depuración de las aguas residuales de los hogares. Según estén más o menos limpias, las zonas de marisqueo se clasifican como A, B o C. Sólo las dos primeras son válidas para el cultivo ecológico y sólo los mariscos que se cultivan en zona A pueden evitar pasar por la depuradora.